Su fachada de mármol marrón, con acabados de madera y tres grandes ventanales, es uno de los grandes iconos de nuestra ciudad, el mejor recuerdo de una época en la que lugares como este eran centro de reunión de escritores e intelectuales que con su voz querían cambiar el mundo. El Café Gijón abrió sus puertas el 15 de mayo de 1888 gracias a la tenacidad de don Gumersindo García que, llevado por la nostalgia, bautizó a su nuevo negocio con el nombre de la ciudad que lo vio nacer.