Baroja es uno de los mejores escritores en nuestra lengua y uno de los que mejor describió en sus novelas madrileñas el cambio del siglo XIX al XX, una etapa repleta de transformaciones. Perteneció a la Generación del 98 e imprimió a sus textos la amargura, la nostalgia y el hastío existencial que destilaban los trabajos de aquellos autores. Su visión del mundo se refleja a través del Madrid de la época en novelas como La busca o El árbol de la ciencia. En ambas, la ciudad se convierte en protagonista, además de escenario de la acción que transcurre en los bajos fondos del casco histórico y de las afueras de aquella ciudad que crecía y se transformaba cada día. En la Cuesta de Moyano, uno de sus lugares favoritos de Madrid, se encuentra esta escultura en su honor.