Tras dos años y medio de obras, esta céntrica plaza madrileña recupera su esplendor para convertirse en un nuevo punto turístico de la ciudad, más verde, sostenible y accesible, donde el peatón se convierte en el protagonista. Situada al final de la calle Gran Vía, su peatonalización permite la conexión entre los valiosos espacios públicos de este entorno: la Plaza de Oriente, los Jardines de Sabatini, el Campo del Moro y Madrid Río, que hasta este momento habían estado segregados.