Fundada en 1904 por un grupo de industriales alemanes para el exclusivo consumo de cerveza, hoy es una parada casi obligatoria si se pasa por la Plaza de Santa Ana, en el Barrio de las Letras. Con una decoración que permanece prácticamente inalterable desde su inauguración (sólo han desaparecido su chimenea prusiana y el gran espejo bávaro que adornaba sus paredes), es uno de los locales clásicos de la ciudad, reconocido en 1980 por la Cámara de Comercio de Madrid como Establecimiento Tradicional Madrileño.